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o puedo esperar sólo a que te mueras, no me conformo, ¿quién me contenta?, la indolencia de todos es una afrenta, ¿quién se atreve a tanto? el que no teme, el que no respeta, el que no siente, el que no puede esperar a mañana para calmar sus ansias de viles ganancias, el que no entiende de postergaciones, porque promueve con sus acciones la saciedad de sus ambiciones, sus apetencias son su constancia, es su fragancia, es su maldita sustancia, es su aberrante arrogancia.
Tu corazón de río se desvanece como tu corriente, no te salva ni el afluente, se muere de frío; sólo te salva un gesto de arrepentimiento oportuno del delincuente, ahoga su mente, somete su impulso, sujeta su frente, sé diferente, dale una señal al que lo intente, si no los menciono, si no los señalo, se llevarán tu rumor envuelto en el lodo y las tristes baladas de arrullos que se mecen en tus riberas ahora destempladas y estarás secándote en la delgada conciencia de tus noches perdidas y estaremos viéndote perder o morir la vida, será entonces tu canto un grito mudo, ese día nadie querrá ser denunciado, ser acusado, ser testigo, querrán todos volver a vivir las historias que construyeron en tus orillas; nadie entonces podrá repetirlas, no podrán pasearte con remos en las barquillas.
¿Y ahora?, ¿tendremos que conformarnos sólo con ser testigos?, tendremos que ver cómo echarán el anzuelo esperando morderte siempre, hasta que quede tu lecho vacío, tu recuerdo roído y algunas almohadas de piedra pierdan contigo el sentido y se malogren las cunas para nuevos peces y ya no saltarán en el río y se perderán las casas de los pajaritos, de las mariposas, de muchas especies, si te matan hermano, si te dejan por muerto, espero que tu espacio enlodado, luego partido y seco sirva de tumba para sepultar los nombres de los hombres, de los vivos-muertos, de los muertos-vivos, de los asesinos, de los negligentes, yo no puedo, yo no, yo no puedo esperar sólo a que te mueras, yo quiero para salvar tu corazón de río, matar mi corazón indiferente.
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uerido Camú:
Permíteme hablarte ahora, a solas, brindarte una palabra, un gesto, quiero darte una mano, un brazo, ahora que hasta pudiera fundirme contigo en un abrazo, prolongar mis lamentos por las ciento un estaciones que abarcan tus extensiones, permíteme esto ahora, antes de que te de alcance el ocaso y entonces no puedas más que entregarme un beso amargo, una boca que ya no besa, una ausencia, un retazo, un retraso, evocar contigo desde una de tus laderas la intensa expresión de la vida que hay en tu espacio mojado, en tu lecho adornado, celebrar tu fluir, el intenso vigor de tu galope, atravesando la tierra sobre la arena, sobre la roca, haciéndote ancho, haciéndote estrecho, entregándome una conquista, un bautizo multitudinario de almas sedientas, el coraje de los valientes, los sudores lavados, dejándome al final de cada escalada, la intensa caricia de tu corriente, la delicada espumilla, una sonrisilla de verdes en tus orillas.
Que sería de mí sin tu voz de río, sin tu salto, sin tu asalto, sin tus voces, nuestras voces y los sueños y los secretos y los encuentros compartidos; a veces, irrespetas la vida, a veces, eres aliado de la muerte. Cuando eres el río de la vida, tu unicidad es con más de medio millón de almas, yo soy una, para ti, yo quiero que te quedes río, yo quiero que seas vida río, que seas dicha y vida.
Óyeme amado, me gusta cuando me envuelves, cuando refrescas mis mañanas, cuando eternizas nuestras promesas, cuando callas mis palabras, cuando lavas la historia; me asustas cuando tus fuentes se desbordan en venganza sobre la tierra, cuando tus cuencas se vacían y sólo puedes entregarme un caudal de lágrimas que finaliza en tu desembocadura, cuando unos pocos se comerán y beberán tus abundancias y otros tantos llenarán tu vacío con hambre y sed. Tengo miedo por ti, por ellos, por todos, no sé si perdonarlos, no quiero hacerlo, ¡ellos saben lo que hacen!
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os ha llegado el día, miramos el río y el río es lo que es, es lo que ves, es más que lo que ves, el río es el paso de control que marca un territorio, es un desgajado intento de enmarcar un paisaje, es una pasarela biológica, es una escuela, un poema a la diversión, una aventura, es la riqueza, la abundancia, el alimento, la esperanza.
El río es el espacio donde la vida se expresa en gotas, entre saltos, cascadas y chorreras y algunos otros intentos aguados, el río es también el transporte o la vía, es agua para beber, para lavar y cultivar.
El río es el niño, es el inquieto que libera su energía sanamente, el río es la ilusión y la emoción que engulle el conocimiento.
El río es el joven que salta en la incesante búsqueda de nuevos caminos, que rompe la barreras para hacerse un destino, el río es la joven patria que despierta en anhelos, es el recurso atrevido que aparta lo conocido y busca lo nuevo, el río es el joven que busca en el amor y la caricia, que busca penetrar la tierra, encontrar la semilla y hacerla parir, el río es la joven multiplicación y el distinto camino, es el sendero de la luz, es el canto de amor peregrino.
El río es el adulto responsable, que ama proteger y guiar, el adulto no debe jamás abusar, ni manipular, el adulto tiene la tarea de enseñar, el adulto es escuela sin igual.
El río es el viejo, es el archivo de los recuerdos, es el consultor de la familia, es el recurso de ayer con vigencia renovada, es la delicada frecuencia de la adultez con la sobrada sensatez de su experiencia, quien vivió la intensidad y conoce la indiferencia.
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